Oración Iniciática
Carne naciente: una venia o zalema; ahora congrega tu polimatía despojada de ser social, tu plasticidad aguarda dúctil a embates, devenires. Si más hubieres percibido, nuevos colores esperaren tras yuxtapuestas perimetralidades.
Olvida tu córtex, él ya no te piensa, lo mnésico al oblivion. Al desdoblar tu piel lo imperativo te es ahora incógnito, eres librado de ese gran martirio, del esmegma mental.
Sé bienvenido al reino nouménico, en las antípodas de lo ontológico; sin fractales iteraciones, sin la exégesis del hermeneuta, sin pléromas ni procustos. Tu latíbulo existencial es eviterno periplo.
Leer más: Xeniteia y Liminalidad Cenobítica – Augusto Penas Palmeira1. Liminalidad
Los antropólogos Arnold Van Gennep y Victor Turner desarrollaron el concepto de liminalidad como un estadio transitorio común a diversas prácticas ritualísticas observables alrededor del globo caracterizado por una des-jerarquización y un desvanecimiento de las estratificaciones propias de la socialización de los sujetos de una communitas (otro concepto desarrollado por ellos), este ritual de paso es señalado singularmente como anti-estructural, cito a Victor Turner:
“La liminalidad es destructiva, porque tiende a eliminar estructuras formales y obligaciones de los individuos en ambientes sociales, y es así como el espacio liminal permite a los individuos actuar más allá de rutinas, estructuras sociales y otras ocupaciones del día a día… Es creativa porque permite la exploración y nuevas experiencias y, tras esta fase, el cambio puede ser incorporado.” (Turner)
El filósofo Peter Heft en su artículo “entre y entre (bewixt and between): zonas como espacios liminales y desterritorializados” caracteriza a los espacios liminales como zonas donde lo nouménico y lo fenoménico se mezclan, donde el sujeto es des-subjetivado para ser resignificado en una estructura social tras destruir la normalidad. (Heft)
<<La pasión por la destrucción es también una pasión creativa>>
-Mikhail Bakunin
2. Espacios liminales
Espacios liminales, gentrificados y estratificados despiertan la kenopsia en el sujeto marginado, ya vueltos monolitos a la vida y la muerte. El silencio de las paredes susurra sobre tu condición; las acallas con tu ruido de cotidianeidad.
El sujeto ingeniado odia su libertad.
En internet se conoce como espacios liminales a una cualidad estética de la arquitectura descontextualizada y vacía de humanidad, durante momentos de transición en los que este lugar no está cumpliendo su función dada. Algunos ejemplos de estos espacios son La Zona de Stalker, el pueblo de Silent Hill o el bourough en el que está basado, Centralia, al igual que lugares que despiertan lo que Mark Fisher llamaría hauntologías, espectros de futuros caducos como la arquitectura modernista soviética brutalista abandonada a su suerte o la ciudad de Kangbashi, entre otros fracasos urbanos del mal llamado “socialismo realmente existente”; aunque el mayor ejemplo es el espacio ficticio de internet The Backrooms, que evoca lo que Fisher denomina lo raro y lo espeluznante, cito:
“La sensación de lo espeluznante ocurre cuando hay algo presente donde no debería haber nada, o no hay nada presente donde debería haber algo.” (Fisher y Barton)
A estas sensaciones en el contexto de los espacios liminales se las conoce en internet por el neologismo acuñado en el Diccionario de las Oscuras Tristezas, la Kenopsia:
“La atmósfera inquietante y desolada de un lugar que normalmente está lleno de gente pero que ahora está abandonado y tranquilo (el pasillo de una escuela por la noche, una oficina sin luz un fin de semana, un recinto ferial vacío), una imagen emocional que lo hace parecer no sólo vacío sino hiperactivo. Vacío, con una población total negativa, que está tan notoriamente ausente que brilla como letreros de neón.” (Koenig)
3. Xeniteia
Los anacoretas, en sus variantes monásticas (como los cenobitas) o errantes (como los giróvagos o sarabaítas), compartían en su estilo de vida ermitaño la práctica de la xeniteia, un peregrinaje hacia el auto-exilio, ser extranjero en tu propia patria (en este caso, ser apátrida de toda estructura social que nos haya subjetivado); como señala Marcello Tarì:
“La xeniteia, el extrañamiento, es el primer paso que debes tomar para convertirte en un monje. Si no te conviertes en un extraño para el mundo, si no te separas de tu familia y de tu patria, si no interrumpes el curso normal de tu existencia, si ni siquiera habitas en tu propio idioma como si fueras un extranjero, si no te encuentras con la verdadera soledad y la verdadera comunidad, no puedes ser un monje y por lo tanto no puedes vivir, ni arraigarte, en la verdad. Tal como si la práctica de la violenta desubjetivación correspondiese a una intensificación de la subjetividad. Podríamos decir que esto de convertirse en extranjeros es el primer campo de lucha en el que se desarrolla la historia escatológica del monaquismo, que es precisamente combate y contemplación: no es casualidad que xeniteia/peregrinación sea una palabra proveniente del ámbito militar, que indica la estancia del soldado fuera de su propio país. En cierto modo el monje invierte esta situación, es decir, pasa de ser un soldado en su ambiente original, obligado a ocuparse de cosas que no le conciernen y de las que se siente ajeno, a ser otro tipo de combatiente que cobra su sentido precisamente en el hecho de liberarse de esa servidumbre respecto de un mundo hostil. Dejar la patria significó, para aquellos que abrazaron la vida monástica en los primeros siglos de la era cristiana, huir de las obligaciones imperiales, principalmente el servicio militar y los impuestos.”
4. Meditación liminal como política prefigurativa
<<Realidades futuristas guiándome a un cuarto abierto, aislando al mundo inferior… Me quedo en mi habitación, no voy a ningún lado. ¿Dónde quiero ir de todos modos? Además, donde quiero ir nadie me seguirá; así que quédate atrás, en tu nación del estancamiento.>> -Jesus Christ Allin
“Es, o debería ser, bastante conocido, que las relaciones entre el cristianismo de los orígenes, el monaquismo y después la estructura eclesiástica, con el acontecer histórico y en cierto sentido teológico del comunismo —entendido como movimiento de liberación universal que no se reduce sólo al marxismo— son en sí mismas de alguna manera originales.
Si Ernst Troeltsch hablaba a propósito de las comunidades cristianas apostólicas y de los primeros siglos de un «comunismo de amor», Walter Benjamin afirmaba sin rodeos que la sociedad sin clases que predicaba el comunismo moderno no era más que una secularización del reino mesiánico. En este sentido, tal vez deberíamos completar la famosa sentencia schmittiana de que «todos los conceptos de la doctrina del Estado son conceptos teológicos secularizados», con la de que «todos los conceptos de la doctrina revolucionaria son conceptos teológicos secularizados».” (Tarì y Tronti)
Con estas palabras Tarì establece una analogía para nada arbitraria, sin ir más lejos leamos la doctrina cuasi-monástica del anarquista Serguéi Necháyev en su infame Catecismo Revolucionario:
“El revolucionario es un hombre dedicado. No tiene intereses personales, no tiene relaciones, sentimientos, vínculos o propiedades, ni siquiera tiene un nombre. Todo en él se dirige hacia un solo fin, un solo pensamiento, una sola pasión: la revolución.
Dentro de lo más profundo de su ser, el revolucionario ha roto -y no sólo de palabra, sino con sus actos- toda relación con el orden social y con el mundo intelectual y todas sus leyes, reglas morales, costumbres y convenciones. Es un enemigo implacable de este mundo, y si continúa viviendo en él, es sólo para destruirlo más eficazmente.” (Gennádievich Necháyev)
Estas palabras son una expresión pura de xeniteia, la cual puede considerarse lo que en la militancia anarquista se conoce como política prefigurativa, esto es, parafraseando a Tarì: “no convertirse en Dios, sino poner en el orden del día el advenimiento de su reino”, en otras palabras, actuar como si el comunismo ya fuese una realidad, sin un período de transición de por medio.
¿Cuán libre se puede ser hacia dentro?, retirarse a espacios de liberación íntima vacíos de estructura es experimentar lo posible; en este sentido, el ser cenobita es vaciar lo material de lo discursivo, como dice Tarì:
“La interrupción del texto o de una acción de hecho permite al lector o al público distanciarse de la continuidad, devolver todo a la experiencia y así mirar la situación desde un exterior particular, el que se debe precisamente al auto-extrañamiento. En el espacio de esta interrupción/extrañamiento está contenida la posibilidad de tomar una posición frente al mundo, es decir, la posibilidad de un acontecimiento.”
Es esta entonces una invitación a ver el vaso vacío para dejar de tragarnos un veneno al que estamos malacostumbrados, a perseguir un escapismo que no refuerce la pasividad ni el sistema del que estamos escapando.
<<Tenemos tantas vistas que mostrarte>>
-Pinhead
Glosario
. Venia / Zalema: Reverencia o cortesía en señal de humildad y respeto, entiéndase aquí no en el sentido jerárquico e interpersonal de la religión organizada, sino ante la práctica reflexiva en sí.
. Polimatía: La dominación de múltiples áreas de conocimiento en un sentido interdisciplinario, entiéndase aquí en un contexto introspectivo e íntimo, ecléctico y fuera de convencionalismos académicos.
. Córtex: Capa superficial del cerebro compuesta de sustancia gris, la memoria es solo una de sus funciones.
. Mnésico: Dícese de lo relativo a la memoria.
. Oblivion: Estado de olvido.
. Nouménico: El noúmeno es un concepto filosófico que se problematiza en la filosofía griega y en la escuela filosófica del idealismo alemán, especialmente por Platón y Kant, utilizado como antónimo de lo fenoménico (lo perceptible a los sentidos) para referirse a lo incognoscible. Existe controversia sobre las acepciones y distinciones positivas y negativas de esta palabra, sobre la capacidad o incapacidad del humano para pensar el noúmeno y, dependiendo de ello, sobre si el noúmeno es sinónimo de la cosa en sí (el objeto fuera de toda representación) y no puede pensarse ni conocerse o, por el contrario, puede pensarse en el reino de la razón como una intuición suprasensible. Según Kant, la ilusión trascendental es la tendencia inevitable, inherente e incorregible del ser humano de buscar conocer lo incognoscible. Este texto es una práctica de esto mismo, acudiendo a una estética de lo incognoscible mediante alusiones a lo incomprensible y contradictorio, la formación de un lenguaje hecho en los ecos de nuestros choques contra ese muro de lo extrasensorial, similar a lo que Lovecraft hace al intentar describir lo indescriptible.
. Ontológico: A grandes rasgos, la ontología es una rama de la filosofía metafísica que se ocupa del estudio del ser.
. Iteración Fractal: La iteración es la repetición de una función que crea un patrón autosimilar complejo formando un fractal. Un patrón de una proporción masiva con dichas características complejas, al ser lo suficientemente irregular e inabarcable, puede hacer que confundamos la parte por el todo, dándonos una impresión parcial y, en cierto punto, volverse este patrón uno imperceptible. Esta es una advertencia especulativa que hago al considerar la posibilidad de un universo con tal estructura, como lo señala la cosmología fractal.
. Exégesis / Hermenéutica: Interpretación de un texto que pretende la extracción objetiva de su significado, contrario a la eiségesis, que imbuye un significado subjetivo.
. Pléroma: En el gnosticismo, el pléroma es la unidad primera y última de la totalidad y plenitud divina de la cual emanan todos los elementos de la existencia.
. Procusto: En la mitología griega, Procusto fue un posadero hijo de Poseidón que invitaba a viajeros a recostarse en una cama, mientras estos dormían Procusto cortaba las partes que sobresalieran y, en el caso de que las víctimas no excedieran la longitud de la cama, quebraba sus extremidades para estirarlas. Fue asesinado por Teseo de la misma forma. El lecho de Procusto simboliza la pretensión sesgada de deformar la realidad para ajustarla a un molde único.
. Latíbulo: Escondite seguro y acogedor.
. Eviterno: Que tiene principio pero no tiene fin.
. Periplo: Viaje que retorna al mismo lugar de partida.
. Anacoretas: En el cristianismo y judaísmo, los anacoretas eran personas que se alejaban de la sociedad para vivir una vida contemplativa y caritativa en la penitencia.
. Cenobitas: El movimiento cenobítico fue una tradición comunitaria monástica cristiana sujeta a reglas que buscaban reforzar la fe y disciplina de los monjes aislados del resto de la sociedad, cumplía la función de evitar los estragos mentales de la soledad de los practicantes. En la obra de Clive Barker, Hellraiser, los cenobitas son seres sadomasoquistas de una dimensión infernal que pueden ser invocados a la tierra mediante dispositivos rituales para obtener placeres prohibidos más allá de la comprensión humana.
. Giróvagos: Monjes vagabundos que rechazaban las reglas de los cenobitas, errando de monasterio en monasterio. Fueron condenados y prohibidos.
. Sarabaítas: Similares a los giróvagos, se los acusaba de estafadores y charlatanes.
Trabajos citados
Aleksándrovich Bakunin, Mijaíl. «Die Reaktion in Deutschland. Ein Fragment von einem Franzosen.» Ruge, Arnold. Deutsche Jahrbücher fur Wissenschaft and Kunst. Leipzig, 1842. 247-51.
Fisher, Mark y Justin Barton. «The Weird and the Eerie.» On Vanishing Land. 2015. Gennádievich Necháyev, Serguéi. «Catecismo de un Revolucionario.» 1869.
Heft, Peter. «Betwixt and Between: Zones as Liminal and Deterritorialized Spaces.» Pulse: The Journal of Science and Culture Volume 8, No. 2 (2021): 1-20.
Koenig, John. «Kenopsia.» 2013. The Dictionary of Obscure Sorrows.
Tarì, Marcello y Mario Tronti. «Mario Tronti y Marcello Tarì / Xeniteia. Contemplación y combate.» 14 de Mayo de 2020. Artillería Inmanente.
Turner, Victor. «Liminal to Liminoid, in Play, Flow, and Ritual: An Essay in Comparative Symbology.» Rice Institute Pamphlet – Rice University Studies, 60, no. 3 1974: 53-92.